por Raymundo Rivera Lopeztiana
Experto en seguridad y director de televisora de noticias y radioperiodismo. Locutor de rm noticias
En un trágico incidente que ha conmocionado a la comunidad del Metro de la Ciudad de México, un oficial de policía, Jair Mondragón Aburto, falleció en la estación Chilpancingo después de que su comandanta, Lucía Vargas Bahena, decidiera que debía permanecer en servicio a pesar de que él se sentía mal de salud. La situación plantea serias interrogantes sobre la responsabilidad y la gestión del personal en situaciones críticas.
El incidente ocurrió cuando Mondragón, quien estaba asignado a la seguridad del Metro, reportó sentirse indispuesto. A pesar de su malestar, Vargas Bahena, identificada como "topo 1", insistió en que el policía debía quedarse en su puesto, argumentando que "no tengo personal y te quedas". La autoridad se encontraba fuera del área de trabajo al momento de la tragedia, lo que ha generado críticas acerca de su liderazgo y la falta de atención a las necesidades de sus subordinados.
Testigos en la estación han relataron la escena desgarradora en la que otros compañeros intentaron reanimar a Mondragón, quien fue declarado sin signos vitales poco después. "Es inaceptable que un superior ponga en riesgo la vida de sus elementos de esa manera. Debería haber protocolos claros para priorizar la salud y la seguridad de los oficiales", comentó un compañero que prefirió permanecer en el anonimato.
La muerte de Jair Mondragón ha levantado un fuerte clamor por justicia entre sus colegas y la comunidad. Muchos están pidiendo a las autoridades correspondientes que se tomen medidas inmediatas contra Vargas Bahena por su aparente negligencia. "No podemos permitir que esto quede impune. La vida de nuestros compañeros no puede ser ignorada por la falta de personal", afirmó una oficial del mismo cuerpo.
Este incidente ha puesto de relieve la necesidad de revisar las políticas de salud y bienestar dentro de las fuerzas de seguridad del Metro, así como la importancia de contar con protocolos que prioricen la atención médica de los oficiales en situaciones de emergencia. La comunidad espera que se tomen acciones concretas para evitar que tragedias como esta se repitan en el futuro.
En conclusión, la muerte de Jair Mondragón Aburto en la estación Chilpancingo no solo expone una posible negligencia en la cadena de mando, sino que también plantea un debate crucial sobre la gestión del personal en situaciones de riesgo. A medida que se desarrollan más detalles sobre este caso, la presión para que se tomen medidas correctivas se intensifica, buscando garantizar que todos los elementos de seguridad sean tratados con el respeto y la atención que merecen.
Apenas en 2019 un policía fue arrojado y posteriormente arrollado por un tren mientras que el año pasado otro policía fue atropellado por el llamado "metro bebé".