El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el hombre más rico del mundo, Elon Musk, han desatado un caos a nivel internacional con las medidas que están adoptando en su intento de desguazar el Estado federal estadounidense, que incluyen despidos en masa y congelación de fondos. El denominado Departamento de Eficiencia Gubernamental, liderado por Musk, ha revelado tener importantes problemas… en sus propias operaciones. El equipo de Musk eliminó esta semana, de manera discreta, los cinco mayores recortes de gasto que figuraban en una lista publicada para mostrar el dinero ahorrado. Esto ocurrió después de que algunos periodistas encontraran, por decirlo suavemente, “errores importantes” en la publicación, como confundir 8.000 millones de dólares con ocho millones de dólares, o afirmar que se había ahorrado 2.000 millones de dólares, en lugar de 18 millones de dólares.
Mientras tanto, Musk tiene ante sus ojos un gasto flagrante en el balance de erogaciones federales que debería eliminarse: la base naval estadounidense y complejo penitenciario de la bahía de Guantánamo, en Cuba.
Cerrar la prisión de Guantánamo generaría un ahorro de al menos 500 millones de dólares al año. Esta cifra se basa en estimaciones hechas hace algún tiempo y no contempla otras cantidades adicionales, de carácter reservado. De todos modos, el cálculo deja en evidencia la enorme magnitud del despilfarro: 500 millones de dólares al año para alojar a 15 prisioneros, tres de los cuales tienen aprobada su liberación. Esto equivale a más de 91.000 dólares diarios por recluso. En 2022, la Oficina Federal de Prisiones informó que el costo de encarcelamiento por persona en Estados Unidos ascendía a 43.000 dólares anuales, es decir, alrededor del 0,1% de lo que cuesta mantener a una persona detenida en Guantánamo.
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