El largo historial del presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, de denigrar a las personas migrantes está alcanzando una peligrosa y probablemente violenta escalada al nominar para puestos clave en su gabinete y equipo de Gobierno a supremacistas blancos simpatizantes del movimiento extremista "Estados Unidos Primero". Uno de los pilares de la campaña de Trump fue su promesa de deportar a al menos doce millones de personas, a las que se refiere como "ilegales". La victoria electoral de Trump ha hecho subir el valor de las acciones de las empresas penitenciarias privadas, pero también ha impulsado a los movimientos populares a organizarse para resistir las políticas despiadadas del presidente electo.
El 27 de octubre, en el mitin racista que encabezó en el Madison Square Garden de Nueva York, Trump expresó: "Estados Unidos es ahora un país ocupado, pero pronto dejará de serlo. No seguirá siendo así. No lo será. El 5 de noviembre de 2024, dentro de nueve días, será el Día de la Liberación de Estados Unidos. El primer día [de mi Gobierno] lanzaré el mayor programa de deportación de criminales en la historia de Estados Unidos. Voy a rescatar cada ciudad y cada localidad que haya sido invadida y conquistada, y pondremos a estos criminales depravados y sedientos de sangre tras las rejas. Vamos a echarlos a patadas de nuestro país lo más rápido posible".
A excepción del propio Trump, nadie en su entorno manifiesta tanto odio hacia los inmigrantes como Stephen Miller, a quien eligió como jefe adjunto de Gabinete de la Casa Blanca. En el acto de campaña que se llevó a cabo en el Madison Square Garden, Miller azuzó a la multitud gritando: “¡Estados Unidos es para los estadounidenses y solo para los estadounidenses!".
Stephen Miller fue el artífice de las políticas contra la inmigración implementadas durante el primer mandato de Trump, como la prohibición de ingreso a Estados Unidos de ciudadanos de países musulmanes y la separación de familias migrantes. El futuro miembro del Gabinete de Trump ha tenido cuatro años para tramar nuevas medidas y ha desarrollado un amplio plan para llevar a cabo deportaciones en masa. Miller expuso detalles de sus planes en febrero pasado, durante un discurso que pronunció en la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC, por sus siglas en inglés):
"[Hay que] cerrar la frontera, que no entren [inmigrantes] ilegales, y que todos los que están aquí se vayan. Es así de simple. En cuanto a las medidas para alcanzar este objetivo, como lo demostró el presidente Trump en su primer mandato, es necesario implementar una serie de políticas internas y externas interrelacionadas. Sin seguir ningún orden en particular, algunas de estas políticas podrían ser: reactivar los acuerdos de 'tercer país seguro' y la política de "Permanecer en México"; terminar [la construcción] del muro; llevar adelante juicios rigurosos contra los inmigrantes ilegales, realizar los vuelos de repatriación hacia [el centro o sur de México] en lugar de poner como punto de destino el norte del país. Eso es muy importante. [También podemos] volver a implementar el Título 42".
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