Ni reyes ni Césares: al desplegar a las Fuerzas Armadas para sofocar la disidencia, Trump ha cruzado el Rubicón

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Columna de Amy Goodman
Publicado 14/6/2025
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Amy Goodman y Denis Moynihan

La suerte está echada. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha movilizado a las Fuerzas Armadas del país para reprimir las manifestaciones que están teniendo lugar en diferentes ciudades, reforzando de esta manera su camino hacia el autoritarismo. La semana comenzó con la decisión de Trump de “federalizar” la Guardia Nacional del estado de California y desplegar a 2.000 efectivos de esa fuerza en Los Ángeles para sofocar las crecientes protestas contra sus intentos de llevar a cabo deportaciones masivas, todo ello pese a la oposición del gobernador del estado, Gavin Newsom. La semana terminará con tanques Abrams recorriendo Washington D.C. en el primer desfile militar en décadas, una pretensión de Trump que les costará a los contribuyentes unos 100 millones de dólares. Aunque el desfile coincide oficialmente con el aniversario número 250 de la creación del Ejército de Estados Unidos, el Ejército no tenía previsto realizar un desfile militar. Pero Trump ordenó que se celebrara uno el 14 de junio, día en el que cumple 79 años.

En medio de todo esto, el mandatario estadounidense pronunció el martes, en la base militar Fort Bragg, el que quizás haya sido, hasta el momento, su discurso más siniestro. La alocución de Trump estuvo plagada de sus habituales jactancias, mentiras, agravios y amenazas, acompañados de sus quejas recurrentes, como la falsa afirmación de que las elecciones presidenciales de 2020, en las que Joe Biden obtuvo la victoria, fueron ganadas de forma fraudulenta. También incluyó su persistente y vergonzosa embestida contra los medios de comunicación. Sin embargo, lo que más se destacó en Fort Bragg fue el telón de fondo: varias filas de soldados del Ejército de Estados Unidos sentados detrás de Trump. Por sí mismas, esas imágenes no tienen nada de particular, ya que todos los presidentes estadounidenses de las últimas décadas han recurrido a las fuerzas armadas como escenografía al servicio de su agenda política. Lo que llamó la atención en esta ocasión fue el comportamiento de los soldados.


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© 2021 Amy Goodman
Denis Moynihan colaboró en la producción periodística de esta columna.
Traducción al español de la columna original en inglés. Edición: Democracy Now! en español.
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