Hablemos de paz, hagamos la guerra

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2 DE JUNIO DE 2025
 
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Esto va de (intentos de) negociaciones bajo presión estadounidense. Ucrania y Rusia se verán hoy por segunda vez en Estambul sin grandes expectativas y en un gran pico de tensión ante un ataque histórico de Kiev que asegura haber destruido decenas de aviones enemigos en una operación de película en suelo ruso. Mientras tanto, la propuesta de EEUU para un alto el fuego en Gaza se ha pasado la semana viajando de un lado al otro con condiciones inaceptables para cada bando mientras Israel continúa la masacre y sus planes expansionistas. 

Trump se creía que podía pacificar el mundo negociando como si esto fuese una operación inmobiliaria, pero no. Además, a nivel interno, él y su equipo han declarado la guerra a los jueces tras varias sentencias en su contra en materia de migración y guerra arancelaria. El presidente considera que está en una misión encomendada por Dios y el pueblo le ha elegido en las urnas; por tanto, nadie tiene derecho a pararle y no entiende que un magistrado de medio pelo se interponga en su agenda ultra. No es un discurso nuevo. De hecho, está copiado de otros líderes autoritarios y ahora analizaremos cómo han acabado estos países para aprender de la experiencia.

Vamos al lío.
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Operación Telaraña
En la imagen, el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, felicita al jefe de los servicios secretos, Vasyl Malyuk, por la operación ejecutada este domingo en territorio ruso en la víspera de una nueva ronda de negociaciones.

Un año, seis meses y nueve días de planificación para la 'Operación Telaraña', la misión "de mayor alcance hasta la fecha", ha señalado Zelenski. Espías ucranianos habían introducido 117 drones en suelo ruso y los habían escondido bajo el techo de cabañas de madera. Operando en diferentes regiones de Rusia desde tres zonas horarias distintas, los agentes ucranianos han levantado el techo de las cabañas con un mecanismo automático permitiendo a los drones alcanzar bases y aviones enemigos en zonas tan remotas como Siberia. Zelenski asegura que Ucrania ha golpeado "el 34% de los portadores de misiles de crucero estratégicos".

¿Con qué cara se sentarán a negociar este lunes en Estambul? La semana pasada Rusia convocó a Ucrania para una segunda ronda y Zelenski había mantenido la incógnita hasta este mismo domingo, fecha de la 'Operación Telaraña'. Kiev exigía a Moscú que entregase por adelantado sus condiciones para un alto el fuego, pero en Rusia se negaron. Ya entonces Zelenski tenía perfectamente planeada su operación. 

El mensaje es evidente: Ucrania no es la única parte interesada en firmar un alto el fuego. Recordemos que al inicio de los esfuerzos de mediación de EEUU era Kiev quien se resistía a firmar un alto el fuego sin obtener garantías de seguridad —la inolvidable bronca en el Despacho Oval—. Después Zelenski aceptó y ahora es Rusia quien lleva semanas arrastrando los pies e imponiendo nuevas condiciones sin tratar de enfadar a Trump. 
Hay que parar a Israel

Mientras Israel elimina a Gaza del mapa, se intercambia propuestas de alto el fuego con Hamás. Netanyahu exige el desarme del grupo palestino y no se compromete a acabar con la guerra aunque Hamás libere a todos los rehenes. Su objetivo declarado es desplazar a todos los palestinos y hacer realidad el plan de Trump de convertir aquello en un resort.

Pero las idas y venidas de la propuesta para un alto el fuego en Gaza nos hacen perder el foco. Probablemente la noticia más importante de esta semana es la mayor expansión de asentamientos anunciada por Israel en las últimas tres décadas. Nueve de los 22 asentamientos anunciados serán de nueva creación, mientras que el resto consiste en la legalización de comunidades construidas sobre tierras robadas por iniciativa de ciudadanos radicales —como las del hombre de la foto, Mohammed Awineh. Estuve con Awineh en enero en su finca en Battir, cerca de Belén, hasta que tuvimos que salir corriendo de los colonos. Esta es su historia—.

Y mientras tanto, nuestros gobiernos siguen hablando de la solución de los dos Estados. Tengo las conclusiones que envió España a todos los países que participaron en la reunión de Madrid la semana pasada y hablan de aquello como la solución a todos los problemas. Los asentamientos son el mayor obstáculo a esa solución porque hacen inviable el Estado palestino. Cortan, parten y dividen el suelo palestino hasta convertirlo en pequeñas islas desconectadas entre sí y totalmente rodeadas por Israel. Hablar de esos dos Estados es cumplir el sueño de Israel, que sabe que cada vez será más pequeño el suelo palestino gracias a su política de hechos consumados con la construcción de asentamientos ilegales hasta crear pequeños bantustanes como en la Sudáfrica del apartheid para meter allí a la población árabe sin que el mundo rechiste.

Hablar ahora de la solución de los dos Estados solo agrava el problema. Hay que parar a Israel y desmantelar los asentamientos.

"Golpe judicial": es la guerra

"Está en una misión encomendada por Dios y nadie podrá parar lo que está por venir", advertía Trump en sus redes sociales poco después de conocer que la justicia en primera instancia declaraba ilegal su guerra comercial arancelaria contra el mundo.

Uno de sus asesores más influyentes —y radicales—, Stephen Miller, es quien dirige esta guerra contra el poder judicial y los "jueces de la discordia". Lleva semanas cargando contra los magistrados que han tratado de parar la deportación de migrantes no juzgados a cárceles de máxima de seguridad de El Salvador. "El golpe judicial está fuera de control", dijo esta semana tras el fallo sobre los aranceles.

"Que un solo juez en Boston tenga los mismos poderes que el presidente de EEUU es una ofensa a la democracia", decía un Miller irritado. Como al presidente le han elegido los ciudadanos, nadie puede parar al presidente. Alarma. Es el mismo discurso que llevo años escuchando a líderes autoritarios en regímenes democráticos como Erdogan en Turquía y Netanyahu en Israel.

Tras años aplicando este discurso, Turquía es el ejemplo perfecto de dónde acaba este camino. Utilizando las mismas palabras que Miller —"golpe judicial"—, Erdogan ignoró uno de los mayores escándalos de corrupción en su gobierno que acabó siendo la mayor trama de evasión de sanciones de la historia de EEUU. Incluso cuando el Tribunal Constitucional le ordenó liberar a periodistas encarcelados, Erdogan respondió: "No obedezco ni respeto la decisión". Sin la presión de la justicia, el turco ha tenido vía libre para llevar su país al autoritarismo absoluto.

Israel es otro caso incipiente, pero más avanzado que EEUU. Mientras Netanyahu avanza en su reforma judicial para controlar el nombramiento de jueces, la fiscal general del país acusó la semana pasada al primer ministro de ejecutar "un cambio de régimen al amparo de la guerra y la desviación de la atención pública". "Esto no es una advertencia sobre el futuro, sino una imagen de la realidad. La forma de gobierno de Israel está cambiando ante nuestros ojos a un ritmo muy rápido".

El presidente del Tribunal Supremo de Israel también ha cargado contra Netanyahu en los últimos días después de que este ignorase una sentencia declarando ilegal el despido del jefe de una de las principales agencias de inteligencia del país, el Shin Bet, para sustituirlo por un tipo que el propio Netanyahu consideraba demasiado radical hace solo unos meses. "Sin independencia judicial, la Justicia dejará de servir como contrapeso de otras autoridades y puede convertirse en una herramienta en sus manos", advierte el presidente del más alto tribunal.

Mientras tanto, Netanyahu y sus ministros declaran estos mensajes como un "ataque salvaje a la soberanía del pueblo", sugiriendo que la justicia está obstaculizando la voluntad democrática.

 

Una recomendación

La recomendación de hoy es el documental 'Advocate', que recoge la vida de la abogada israelí Lea Tsemel, que lleva 50 años defendiendo a palestinos en el sistema judicial israelí. La conocí en Jerusalén y es una figura odiada en su país.

"Cuando vi lo que pasaba en los territorios palestinos ocupados, me vi en la situación de tener que decidir si vencía mi humanidad o mi lealtad israelí". Lea eligió su humanidad.

La semana que viene
Lunes
  • Reino Unido publica su revisión estratégica de defensa
  • Las delegaciones rusa y ucraniana se ven en Estambul para una segunda ronda de negociaciones. O eso dicen.
Martes
  • Corea del Sur elige nuevo presidente y el favorito es el candidato progresista.
Miércoles
  • La Comisión Europea publica su informe sobre la preparación de Bulgaria para adoptar el euro
Jueves
  • Se cumplen 50 años desde que Reino Unido votó para unirse al mercado único de la UE. Se salió en 2016
  • Día de la Naksa o éxodo palestino tras la guerra de 1967.
  • Reunión de ministros de Defensa de la OTAN.
Viernes
  • Eid al Adha, fiesta grande de los musulmanes.
Tres historias de la semana

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