"Nada es más indigno para un pueblo civilizado que dejarse 'gobernar', sin oponer resistencia, por una camarilla irresponsable de dirigentes guiados por instintos sombríos". Así comienza el primer comunicado de la Rosa Blanca, un grupo clandestino de resistencia contra el nazismo integrado por jóvenes alemanes de la ciudad de Múnich, entre los que se encontraban los hermanos Hans y Sophie Scholl. Entre 1942 y 1943, el colectivo difundió seis panfletos en los que denunciaban el exterminio masivo de judíos, romaníes y otras comunidades, e instaban a la resistencia. Querían asegurarse de que, al finalizar la guerra, la población alemana no pudiera decir que no sabía nada de las atrocidades cometidas por los nazis. El grupo finalizó su cuarto panfleto con la frase: "No nos quedaremos callados".
El Partido Nazi fue fundado en 1920, también en la ciudad de Múnich. Hace casi exactamente cien años, el 27 de febrero de 1925, Adolf Hitler pronunció un discurso ante una asamblea de 3.000 personas en una cervecería de Múnich. Recién salido de prisión por su participación en un golpe de Estado fallido, Hitler estaba relanzando el partido y afianzándose como su líder indiscutido.
En la actualidad, 80 años después del final de la Segunda Guerra Mundial, Donald Trump está siendo acusado de echar por tierra el orden internacional que ha prevalecido desde entonces. Esto quedó claro la semana pasada en la Conferencia de Seguridad de Múnich, donde el vicepresidente de Estados Unidos, J.D. Vance, dio un discurso que fue ampliamente considerado como una ominosa arenga contra la sostenida postura de las democracias europeas de mantener relegados a los partidos de extrema derecha en sus respectivos países.
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