El fast-food de Trump Vs los milenarios guerreros de Xian

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14 DE MARZO DE 2025
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Donald Trump presume de ser un aficionado a los Big Macs. Incluso en campaña hizo una aparición en la cocina de un McDonald's. Trump, además, es un personaje público omnipresente en las pantallas de los hogares estadounidenses, y desde el 20 de enero mantiene una actividad incansable en apariciones públicas y en redes sociales. Tiene tal horror vacui que es capaz de anunciar una postura numantina sobre una guerra arancelaria arbitraria para, horas después, recular y ordenar una pausa de 90 días. 

Donald Trump es ese señor ultracapitalista que reivindica una de las políticas económicas más antiliberales: los aranceles; para luego ponerlos en cuarentena tras cuatro días de caídas históricas en las bolsas. Y, una vez que los ha aparcado en el cajón, presume de una "jornada histórica" en los mercados, que lo único que hicieron fue celebrar el freno a su programa económico. 

Cada día es una sorpresa con Trump, porque el mundo va de susto en susto, con lo que eso supone para la economía de su país, donde nadie sabe nunca a qué atenerse, lo cual genera una espiral infinita de incertidumbre y de inseguridad jurídica. 

Trump, eso sí, de entre todos los rivales, ha señalado a uno por encima de los demás con, ni más ni menos, un 145% de aranceles: China. ¿Quién aguantará más ese pulso? En realidad, no le interesa a ninguno de los dos, porque China exporta más de lo que importa —la propia UE congeló el acuerdo comercial con China por la falta de igualdad de condiciones en ambos mercados—, pero al mismo tiempo, la mitad de la deuda estadounidense está en manos chinas, lo cual supone una vulnerabilidad enorme para Trump, unido al hecho de que la mayoría de las empresas tecnológicas estadounidenses se ven afectadas por los gravámenes a China. 

Y luego hay otro argumento que tiene que ver con el peso de la historia: las primeras dinastías chinas aparecen unos 2.000 años antes de Cristo. Es decir, Trump, el hombre del fast food y de las decenas de tuits al día, está jugando un chicken game con un país de una civilización milenaria, en cuyo mapa del tiempo la mera existencia de EEUU, un país con 248 años, es un breve lapso en comparación con los 4.000 años que contempla la cultura china.

El tiempo irá colocando a cada uno en su lugar, y seguramente el pulso acabe con un acuerdo que limite el daño que a las dos potencias genera una guerra comercial a gran escala. Pero, de momento, lo que parece claro es que Trump se está midiendo con el rival más complicado posible.

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Los fans de Trump se quedan fuera de juego

Javier Milei le regaló una motosierra a Elon Musk. Y Elon Musk ha llamado "estúpido" y "saco de piedras" al ideólogo de los aranceles de Donald Trump, que se llama Peter Navarro y escribe libros en los que le da la razón un tal Ron Vara, un economista inventado por él mismo con el anagrama de su apellido. 

En esas manos está la Internacional Reaccionaria: anarcocapitalistas como Milei, a quien su admirado Trump no libra de aranceles; o tardofranquistas como Santiago Abascal, cuyo discurso patriótico queda en evidencia ante la guerra comercial desatada por EEUU. O los propios ultras húngaros de Viktor Orbán, a quienes une la admiración por Vladímir Putin y el odio al feminismo y a las personas LGTBIQ+, pero que quedan en una posición ridícula oponiéndose a una respuesta comercial leve como la aprobada por la UE —gravámenes por valor de 21.000 millones frente a los más de 300.000 millones aplicados por EEUU—.

La ultraderechista Giorgia Meloni, que es la otra amiga de Trump en la mesa del Consejo Europeo, dejó solo a Orbán en ese rechazo, como sucede en todas las decisiones comunitarias en las que la italiana ha sabido leer que gobernar su país con Bruselas en contra es complicado y ha encontrado en Von der Leyen a una aliada. El ministro de Exteriores, Antonio Tajani, pidió con la boca pequeña un retraso en la votación de los aranceles europeos dos días antes de que esta se produjera, pero defendió la labor de la Comisión Europea ante la guerra comercial, explica Irene Castro, corresponsal en Bruselas

"La buena noticia es que la guerra comercial de Trump pone a las fuerzas de extrema derecha favorables a Trump en Europa en una posición terriblemente incómoda. Una cosa es que la extrema derecha europea apoye a Trump en principio, o que apoye la tiranía de la administración sobre pueblos que no le importan, ya sean ucranianos, canadienses, mexicanos o palestinos. Otra muy distinta es defender a Trump y sus políticas cuando las víctimas son países a los que estos partidos de extrema derecha supuestamente representan", argumentaba en un artículo publicado en The Guardian Nathalie Tocci, directora del Instituto de Asuntos Internacionales de Roma. 

Trump y Europa en su pulso con China

Estados Unidos busca ampliar su mercado y frenar el crecimiento chino a través de una guerra comercial y una política arancelaria que están marcando el escenario internacional, explica Olga Rodríguez. Dentro de esa dinámica, Washington indaga en el acceso a minerales críticos y tierras raras, claves para el sector tecnológico, y de las que China posee casi la mitad de las reservas mundiales, seguida de Brasil.

Esta semana, como condición para bajar las tasas a los productos europeos importados, el presidente estadounidense ha sugerido que Bruselas debe comprar más energía a EEUU. La Unión Europea ha dicho que está dispuesta a "negociar" en ese sentido, aunque ha precisado que son las empresas las que discuten y firman estos contratos.

En el marco de la guerra comercial de Estados Unidos con China, Europa tiene poco que ganar y mucho que perder si opta por subordinarse a Washington. Para lograr autonomía, necesita contrarrestar su dependencia de EEUU, reforzar una política exterior propia y diversificar sus alianzas y relaciones comerciales, sin tener que formar parte de estrategias que la atrapan en riesgos y en intereses ajenos.

El crecimiento de China y el desarrollo del multilateralismo, con potencias regionales que buscan caminos propios fuera del paraguas del neocolonialismo estadounidense, son dos aspectos alarmantes ante la mirada de EEUU. Es en este contexto en el que opera Donald Trump, dispuesto a más tensión con Pekín y a fomentar el militarismo para evitar la pérdida de su hegemonía y beneficiar a las elites de su país, en detrimento de los intereses de las poblaciones, incluida la mayoría estadounidense.

LA SEMANA POR DELANTE
LUNES
🇪🇺 Reunión del Consejo de Asuntos Exteriores de la Unión Europea.
🇺🇸 🇸🇻 El presidente de EEUU, Donald Trump, recibe en la Casa Blanca a su homólogo salvadoreño, Nayib Bukele. Se espera que la conversación se centre en el uso de la cárcel de máxima seguridad Cecot, en El Salvador, para deportados desde EEUU, sin garantías judiciales, acusados de tener vínculos con las pandillas MS-13 y Tren de Aragua.

MARTES
🇺🇸 El exproductor de cine Harvey Weinstein enfrenta un nuevo juicio en Nueva York por cargos de agresión sexual, con una acusación adicional por presuntamente haber agredido a una mujer no identificada en un hotel de Manhattan en 2006.

JUEVES
🇺🇸  🇮🇹 El presidente Trump recibe en la Casa Blanca a la primera ministra italiana, Giorgia Meloni.

SÁBADO
🇺🇸 Se espera que miles de manifestantes se reúnan en Washington y en otras ciudades del país para protestar contra el presidente Donald Trump y sus políticas.

Hasta la próxima semana,
Andrés

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