Este año, la ceremonia de investidura presidencial en Estados Unidos coincidió con el feriado federal en honor al doctor Martin Luther King Jr. Donald Trump aprovechó al máximo la oportunidad y se apropió de la memoria de King para promover su agenda. En su discurso de asunción, el nuevo presidente de Estados Unidos arremetió de inmediato contra las políticas de diversidad, equidad e inclusión (DEI, por sus siglas en inglés). La intolerancia social implícita en los planes de Trump para "hacer a Estados Unidos grande de nuevo" es clara: excluir a las personas de color y de la comunidad LGBTQIA no solo de los empleos en el Gobierno federal sino también de la esfera pública. Pero el pueblo estadounidense ha luchado durante años y mucha gente ha entregado su vida por la causa de la igualdad.
El concepto de "diversidad, equidad e inclusión" engloba un conjunto de políticas y prácticas diseñadas para promover el trato justo, la participación plena y el acceso igualitario al empleo y a las oportunidades, con especial atención a las comunidades que han sido históricamente marginadas. Trump, en efecto, está intentando deshacer de un plumazo más de 60 años de logros para superar el racismo, el sexismo y otras formas de intolerancia, que se han conquistado con tanto esfuerzo.
En un pasaje de su discurso de investidura, pronunciado en la Rotonda del Capitolio de Estados Unidos, Trump expresó: "Hoy es el Día de Martin Luther King". Fue una de las pocas afirmaciones objetivamente correctas que hizo . Luego, prosiguió: "En su honor, nos esforzaremos juntos para hacer realidad su sueño. Haremos que su sueño se haga realidad".
Sin embargo, momentos después, el nuevo presidente de Estados Unidos prometió:
"Esta semana, también pondré fin a la política gubernamental de tratar de imponer la cuestión de la raza y el género en todos los aspectos de la vida pública y privada. Forjaremos una sociedad que no haga distinciones por el color de la piel y basada en el mérito".
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